Leer es, probablemente, el mejor ejercicio que puede hacer alguien con respecto a la mente. Por esa razón, la estimulación de la lectura en edades tempranas goza de una importancia máxima en el desarrollo del niño. Este debe leer todo aquello que pida, con la lectura nunca hay que poner límites, ya que ayuda a mejorar su expresión oral y escrita, expresión gramatical y ortográfica, además de la imaginación. Por todo esto es importante que el niño tenga siempre un libro en sus manos y pueda potenciar su imaginación.
El poder de la lectura
Los niños sienten curiosidad innata con los libros. Desde bien pequeños tienen sus cuentos favoritos debidamente ilustrados y con pequeñas historias que les hacen imaginar mundos nuevos. Si en casa hay un ambiente lector, siempre será mucho más probable que la lectura se convierta en un hábito natural. La lectura no es algo aburrido, al revés, permite ponerse en multitud de situaciones diferentes, lo que lleva además a estimular la imaginación de manera notable.
Gracias a los libros siempre hay un momento del día para evadirse de la realidad. Las narraciones de carácter fantástico cuentan con un enorme potencial a edades tempranas y, afortunadamente, es posible encontrar libros adaptados a cualquier gusto. A medida que el niño va creciendo, la complejidad de las lecturas se hace mayor, así como los hilos narrativos, que ganan en complejidad.
Por esa razón, la lectura debe acompañar permanentemente al niño durante su etapa escolar. A los beneficios asociados a la lectura ya han sido citados, mejora de la comprensión, gramática, ortografía, así como la expresión hay que añadir la capacidad de desarrollar la imaginación. La lectura pone en situación a cualquier niño, haciéndole partícipe de innumerables escenarios diferentes. Les permite convertirse en el protagonista de una película propia a medida que va leyendo. Gracias a la lectura el fomento de la imaginación es un hecho, y está demostrado que aquellos niños que leen con regularidad son capaces de imaginar con más facilidad.
La imaginación es la llave a nuevos mundos
Solamente es necesario entregar a un niño un objeto simple para ver cómo es capaz de desarrollar la imaginación. Por ejemplo, una caja de cartón puede convertirse en una nave espacial. Un juego de construcción de cubos de plástico favorece que pueda crear todo aquello que desee, desde vehículos hasta armas, pasando por personajes imaginarios. El fomento de la imaginación posibilita que el niño sea capaz de crear una realidad paralela que, en estas etapas, se antoja como muy beneficiosa.
La llegada de los entornos digitales ha mermado la capacidad de los niños de poder imaginar. Aquellos que pasan el tiempo delante de tablets o de teléfonos móviles no tienen la posibilidad de imaginar con tanta facilidad, ya que no se produce un proceso creativo, sino que el niño se convierte en un sujeto pasivo. Es evidente que nadie puede negar que los entornos digitales sean una realidad, y que deben ser introducidos a la edad adecuada y con la moderación correspondiente. También posibilitan la creatividad si se saben orientar bien, pero nunca debe convertirse en una especie de televisión particular. Limitar el uso de estos dispositivos y proporcionar alternativas de tipo creativo es una de las mejores medidas que podemos hacer por un niño en edad escolar.
Imaginar para ser más creativo
La imaginación también permite a los niños dar respuestas ante diferentes situaciones que plantean los adultos. Basta poner un simple ejemplo, preguntarles qué harían si viajan en un barco y este comienza a hundirse. La variedad de respuestas que van a proporcionar una buena muestra de cómo un niño es capaz de imaginar. Las respuestas más imaginativas provienen de aquellos niños que han hecho un gran trabajo de desarrollo mental previo y que han construido escenarios con anterioridad. Imaginar para ser mas creativo.
De lo que no cabe duda es que la literatura infantil proporciona gran cantidad de material con el que poder trabajar y desarrollar la imaginación. Principalmente, porque todas estas historias suelen tener el eje vertebrador de situaciones poco comunes. De esta manera, el niño que lee va proyectando en su interior imágenes personales que le ayudan a fomentar la imaginación, y, por tanto, su creatividad.
Por todas estas razones, los niños deben tener siempre acceso a la lectura, siempre que sea posible. Hay libros para todas las edades, de temáticas muy diferentes y que proporcionan el estímulo necesario para que la imaginación vaya aflorando. Además, el niño que imagina este tipo de mundos y situaciones suele materializarlos en forma de dibujos, narraciones, o incluso, a través de creaciones plásticas o canciones. Gracias a la lectura, se abre un mundo nuevo de posibilidades, en el que el niño en edad escolar es el auténtico protagonista y está sentando las bases de una creatividad muy positiva para la etapa adulta.